sábado, 25 de abril de 2020

Unos juegos al pasado

Queridos lectores y queridas lectoras, este es el comienzo del proceso que explicamos en el post anterior. En un primer momento hemos de destacar que, después de todas las entrevistas realizadas de forma individual a nuestros mayores, hemos escogido entre todas las componentes del grupo aquella que más nos ha llamado la atención. Es por ello que, a continuación, se muestra una transcripción de esta entrevista realizada al padre (P) de tal compañera. Además de él, aparecerán intervenciones tanto de su madre (M) como de ella misma (Y). Dicha entrevista ha sido realizada con el objetivo de conocer más acerca de los juegos que se llevaban en generaciones anteriores y para acercarnos a nuestros familiares de una forma diferente y agradable.


  • ¿Cuáles eran tus juegos favoritos de pequeño?

P: Jugaba a la pelota.



Y: ¿solamente?


P: bueno… a la pelota o jugaba a la Lima, jugaba a los cromos, a las canicas…

Y: y la pelota ¿para jugar al fútbol?

P: Para jugar al fútbol.


  • ¿Tenías mucho tiempo para jugar?

P: Un montón… muchísimo tiempo. Yo llegaba del colegio, hacia la tarea, comía lo que sea, hacía la tarea y ya después a la calle. Me llevaba cinco o seis horas por lo menos jugando en la calle… hasta por la noche.

  • Cuando te aburrías y no tenías nada con lo que jugar, ¿te inventabas algún juego?

P: Claro, nunca me aburría. Siempre que estaba en la calle estaba jugando… siempre.


  • ¿Con quién solías jugar?
P: Con todos mis amigos… una pandilla de amigos, no solo, siempre con amigos.



Y: ¿Y con tus hermanas?



P: Con mis hermanas cuando estaba en casa.

  • ¿Te acuerdas de alguna frase que se utilizara en tus juegos?

P: Alguna frase…(piensa)



M: Angúa, angúa…


P: Angúa, angúa… ahí va (ríe). Angúa, angúa, siete mil millones de pelúas’, ahí va el baúl.

Y: ¿Eso qué es? (ríe)

P: Salías corriendo y te montabas encima de los que estaban agachados. Se ponía una fila… Los que se quedaban, se ponía uno en la pared y tres, cuatro o cinco agachao’ asín’ doblando la espalda (le enseña cómo). Metía la cabeza aquí abajo y otro detrás, y otro detrás y así una cola. Entonces uno salía corriendo y decía “angúa, angúa, siete mil millones de pelúas’, ahí voy”. Saltaba y tenía que llegar lo más lejos posible porque después venían por detrás unos cuantos. Si había cinco que se quedaban, después había otros cinco que venían por detrás, o sea que siempre era juego de...


  • ¿Guardas alguno de esos juegos?

P: El ajedrez, las damas… el parchís… la oca… los juegos reunidos que están ahí… Que tienen no sé cuántos años tiene ya. Pues todos esos juegos se jugaban antes en casa, cuando no estabas en la calle.


  • ¿Piensas que de alguna manera esos juegos siguen en la actualidad?

P: No, para nada. Por desgracia se están perdiendo por culpa de los móviles y las tecnologías de ahora modernas.


  • ¿Volverías a jugar?

P: Por supuesto.



Y: ¿Pero ahora?


P: Claro. Si lo hubiera ahora, jugaba al trompo, al trompo me encantaba jugar… y a los bolindres. Todas esas cosas no las hay hoy día, y era super divertido, porque es que eso era así… y puf.


  • ¿Tienes alguna anécdota relacionada con tus momentos de juego?

P: Me acuerdo una vez que estaba jugando a los tirachinas… eso se me quedó grabado, no sé por qué, con los tirachinas que hacíamos, con las… le cortábamos el bollete a las botellas antiguas de plástico, de leche, que tenían el bollete ancho y debajo le poníamos un globo, y hacíamos un tirachinas. Entonces nos escondíamos detrás de los coches aparcaos’, que había un montón de coches aparcaos’ y nos tirábamos piedras los unos a los otros. Y una vez, se levantó, al levantarse uno, el otro le tiró y le partió un diente. Le partió la paleta por la mitad. Menos mal que le dio en la paleta y no en el ojo, sino se lo vacía.



Eso no se me olvida, se me quedó grabao’ ese momento. Porque estábamos jugando unos contra otros, dos coches más pa allá. Tú te cogías tus piedras, te las metías en el bolsillo y pam, pam (hace el gesto de lanzar con tirachinas). Y en una de esas el otro salió y cuando fue a hacer así (a tirar la piedra), ya le tiró el otro, y pam, en toda la paleta. Le partió la paleta por la mitad, así de cuajo.

M: Antiguamente, se veía a los niños llenos de cardenales, llenos de chocaduras…

P: Sí, Sí. Jugar a policía y ladrones, por ejemplo, yo me escondía encima de los árboles, me subía a los árboles, y a mí no me encontraban nunca, porque jugando al esconder nadie iba a buscar encima de un árbol.

M: Va a un hospital a pedir estadísticas, que antes era el practicante el que siempre estaba poniéndole puntos a los chiquillos…

P: Exacto. Los puntos… mira yo tengo las manos to’ echas polvo. Las rodillas, las chocaduras…

M: Y ahora no ves a los niños con chocaduras, no los ves con chinchones, no los ves con na’. Todas las piernas llenas de cardenales.

P: Eso hoy día no lo hay, para nada.


  • ¿Algún consejo para los jóvenes de hoy día?

P: Un consejo (piensa)… Pues que aparten un poco las tablets y que interactúen y se relacionen más. Que es más importante relacionarse personalmente y hacer día… por lo menos hablar, ya no solo jugar, sino relacionarse unos con otros para, si ya no para jugar, para hablar. No que siempre se está hablando por el móvil ¿sabes? Eso se está perdiendo todo.



M: Sólo tenemos amigos en el móvil, tu date cuenta. Tú tienes amigos en el móvil, pero a la hora de la verdad no hay amigos, ni pa’ salir, ni pa’ hablar, ni pa’ tomar un café… nadie.


Como conclusión a esta entrevista, se ha de decir que a pesar de todas las dificultades que existían en la vida de nuestros familiares, estos eran felices con lo poco que tenían, pues sabían apreciar el tiempo y las amistades que poseían. Aunque actualmente muchos de estos juegos aquí nombrados no se conozcan, nosotras tuvimos la suerte de vivir algunos de ellos, y es por ello por lo que nos sentimos muy afortunadas.

Relacionando todo esto con nuestra futura profesión, hemos de decir que nos parece muy importante transmitir este tipo de juegos populares para que no se pierdan, y para que al menos en un momento del día, los niños y las niñas puedan interaccionar entre ellos y ellas recobrando tradiciones que anteceden incluso a sus propias familias.

Finalmente, este tipo de entrevista las consideramos necesarias para concienciarnos de que las nuevas tecnologías nos acercan a las personas pero, a la vez, también nos alejan del contacto humano, pues como dice la madre de nuestra compañera, esas personas que consideramos amigos o amigas, no van a poder estar siempre en nuestros mejores o peores momentos de una manera física, a pesar de ser esto lo que más necesitamos como sociedad.

A continuación, os adjuntamos una serie de imágenes en las que se representan algunos de los juegos de la época del entrevistado.



Juegos que el entrevistado conserva:



Algunos juegos dibujados y explicados por nuestra compañera:


Peonzas:


 “Angúa, angúa…”:





No hay comentarios:

Publicar un comentario